© Duelo sangriento
El sudor escurría por los cuellos
como gotas de cera en los cirios. Las gotas recogían polvo y tizne que se
transformaban en perlas veteadas y se engastaban en las camisetas. Las que
caían al suelo de fino polvillo, cual canela molida, oscurecían aquí y allá,
aunque solo por momentos, el manto marrón. Era el preludio a las emanaciones de
roja sangre que dejaría el encuentro. Estaba acordado que solo uno podía
resultar vencedor. Esa comunidad solamente seguiría a un líder. A cada paso la
huella quedaba grabada en el polvo, y el polvo se arremolinaba en el aire
formando una neblina oscura que hacía que los mudos testigos entrecerraran los
ojos. El espanto ante el desarrollo de los acontecimientos no podrá ser
expresado más que por vítores del choque de metales y los fulgurantes brillos
de los reflejos en los perlinos sudores y afiladas hojas de las navajas.
Por Alberto Andrade
©2011 Duelo sangriento. Alberto andrade |
Ya se encontraban en la
distancia acordada. Habían escogido y empuñado sus armas. La rabia acumulada se
desbordaba y se evidenciaba en las tendencias de los presentes, y expectantes
asistentes, a colocarse a un lado o a otro, es decir, a expresar su
favoritismo. Un silencio tenso se hizo en el lugar. Una nube clara se interpuso
entre el Sol y el escenario. Apenas los rayos volvieran en toda su intensidad,
se daría el inicio y el desenlace de toda la adrenalina contenida.
Pero justo en ese
instante y antes que la semi-sombra se apartase del lugar. En medio del
silencio más absoluto en el que se espera el estallido de la acción, unos
sonidos polifónicos disiparon la tensa atmósfera y las emociones contenidas.
Como un acto reflejo todos los presentes se llevaron las manos a sus celulares
y, si no recibieron llamada, al menos, revisaron la hora, mandaron algún
mensaje, o recordaron que tenían unas fotos o videos para mostrar a los demás.
Todo esto para disimular el haber respondido a un reflejo condicionado de
revisar su celular apenas suena alguno cerca. Después de este instante de
incertidumbre, y una vez que todos tenían sus aparatitos en mano, lo que vino a
continuación fue un discurrir de opiniones acerca de sonidos, marcas, precios,
resolución de imágenes… mientras tanto, la lucha por el liderazgo se reanuda, y
aquellos dos personajes despliegan sus pantallas y, dedo en tecla, dejan el
protagonismo del duelo en manos de aquellas armas actuales que ya no zanjan
cuestiones de honor sino que son usadas para atraer la atención con el fin de
liderar el grupo momentáneamente. En el aire quedan las palabras: mira estas
imágenes que me mandaron, escucha esta música, ve este video…
2 comentarios:
Divertido duelo tecnológico, siempre me ha intrigado ver como hay ciertas personas que van andando, de repente reciben una llamada al celular, y plas, se quedan paradas, clavadas. Por algo son móviles no?, Gracias Alberto
Hola Juan,
Gracias por visitar Informe-opus y comentar el cuento "Duelo sangriento" que está en la más reciente entrada.
Aprovecho para agregar aquí "lo que se me ocurrió" y publiqué en Facebook a raíz de tu comentario.
Gracias de nuevo. Un abrazo.
Pues es muy buena tu observación en relación al tema de como los esquemas antiguos del uso de la tecnologia no se actualizan, mientras que la renovación tecnológica es constante y de una velocidad vertiginosa. Desde este punto de vista se puede hacer una relación con el relato en cuanto a que el salto es radical pero conserva vestigios de actitudes pertenecientes a esquemas considerados anticuados. Pero que al mismo tiempo son condicionamientos humanos que se pueden observar en las relaciones sociales actuales.
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