Poemas

© Mis poemas



Oda al libro

I
Guardián de universal conocimiento
Fiel compañero de lucha silenciosa
Fuente que refresca al sediento
Sea su texto verso o prosa.

II
En tus brazos abiertos de par en par
Hay sabiduría y consuelo
vastos como el mar
elevados como el cielo.

III
A nadie discriminas por su condición
Solo te satisface mostrar tu contenido
Con dulce paciencia iluminas un corazón
Que nunca mejor maestro ha conocido.

IV
En la infancia permites gatear
A la juventud ayudas a crecer
Más tarde enseñas a volar
Si en ti la magia logran ver.


V
Sin ser árbol tienes en tus hojas
El aliento para el peregrino
Que va en su paseo sin horas
Desde cualquier lugar a un nuevo destino.

VI
Algunas veces te encuentras con dueños
Que por necios te usan de adorno
Los sabios contigo realizan sueños
Y de tus páginas obtienen el abono.

VII
Pronósticos de pronta desaparición
Augura algún profeta
Solo ve la forma en transformación
Sin ver como se mantiene la esencia

VIII
Que no te aflija tu muerte
En algún momento del camino
Consciente tienes que hacerte
Que cada libro tiene su destino






A Lesbia


y como un si acaso
itinerantes coincidimos
en una copla de rimantes palabras,
actos y contriciones
sostenidos por el mismo centro
insuflandonos el soplo vital
en cada caricia, cada carencia
y en cada no-puedo-más desesperado...
solo andar da fuerza para continuar.



TERNARIO DEL SOL


SOL NACIENTE

Comisuras de ojos
ensoñaciones entrecerradas
narran posibilidades.
Receptáculo velador
de enigmáticos resquicios
¿qué ves soslayante?
Sonoridad sencilla
de ecos distantes,
gritos, lamentos, quizá…

ZENIT SOLAR

Belleza subyugante,
de sólo tus rayos
está hecha tu corona.
En la huida
dejas el rastro
¿qué te hace sentir?
El limbo que te cobija,
majestad incierta
imprime a tus pasos.

SOL PONIENTE

¿qué eres ahora?
Memoria carcomida
que duerme en el olvido.
Como río desbocado
recorres médanos
de imágenes informes.
Otrora buscador
de fuego inhóspito
en instancias difusas.
¡Bruñe lo que eres!
Deja constancia en palabra.





Luna

Henchida de gracia
de solemne expresión
facciones de tersa textura

En espera del nuevo día
y el descanso
¡gratia plena!

Te desvaneces
en la luz que te ilumina
instintivos sonidos te saluden.

Desde la oscuridad
En sollozos dejas el velo
Una vez más

La grafía de tu imagen
Especula en esta variante
Tu soledad

La mitad de ti misma
La veleta de tu aliento
De esporas brillantes tu antifaz.



CAMBALACHE



Una nueva ola ha llegado.
En la orilla ha dejado miles de fragmentos nuevos.
Vayamos al mar.
¡A la playa, a la playa!
Tomen lo que quieran. Tomen lo que quieran.
Volveré con otra ola y novedades les traeré.
Se lanzan todos en actitud carroñera.
Acumulan lo más vistoso, lo de “más valor”, el oro fatuo.
Un niño se aleja sin participar del festín, no busca nada.
A sus manos viene a parar una hermosa concha marina.
¿La trajo el viento?
No, la trajo el mar.
El niño escucha el susurro.
¿Será el viento?
No, es el mar.
No es ninguno de los dos.
Son todos a la vez.
Es una orquesta.
La batuta la lleva madre natura.
Aquellos buscan su felicidad.
Felicidad sensual que le da valor a los fragmentos.
El niño lo tiene todo.
Guiado por la pureza de su corazón decide devolver la concha al mar.


Guerra en nombre de la paz



El regreso

Llegaron algunos,
vacía la búsqueda de gloria,
traían desecho su pensar,
roto su corazón,
el alma astillada,
gritaban y solo se oían los gestos,
abiertas las bocas sin nada proferir.

La imagen

Carretas con cuerpos vacíos,
tétrica imagen,
arrastrados por apocalípticos caballos,
torpes y vacilantes,
hinchados sus belfos,
sin anunciar,
traían la muerte ejecutada.



Contradicciones

El maremágnum de alegría,
atravesado por la vorágine de dolor,
cargaba la atmósfera,
con migajas inconsistentes,
de luz y oscuridad.


Reflexiones

Desviando la mirada,
del vibrante momentum,
se oyen al fondo las campanas.
Ding dong, ding dong.
¿Doblan por los caídos?
¿Por los vencidos?
¿Por los vencedores?
¿Quién sabe?
En medio de la plaza,
un monumento a la paz.
Paz, paz, paz.
¿Dónde estarás?
Demasiado ocupada seguramente,
haciéndole la guerra
a la insensatez e inconsciencia humana.



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El trino...


El trino vibrante y cristalino,
llenaba la atmósfera.

Buscaba la luz del faro.

En la densa oscuridad,
dibujó una estancia.

La ausencia de claridad,
no opacaba su canto.

Un cuco en su reloj,
no representa mejor la imagen.

En un desapercibido rincón,
desperezaban maestras voces,
haciendo eco de su raza.


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La consternación...

La consternación vino a mi pensamiento
pero los pececitos me dijeron
no te preocupes, nosotros somos libres,
vivimos en el agua,
toda esta agua
son las lágrimas que hemos llorado
durante todos estos milenios
en cambio, ustedes no han llorado
lo suficiente para ser libres
no han construido su océano, aún...



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Nunca más...

Nunca más fue ofrecida
una virgen en sacrificio,
ahora ella recibía la ofrenda.

No hay contrariedad
ni paradoja,
en la senda por donde discurren
los hechos en palabras.

¿Se realizará la comunión?
¡Sí!
En lo recóndito del alma.


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Un millón...
  
Un millón de años.
Cuantos cántaros quebrados
en el mismo pozo.
Un millón de libros
quemados en una sola hoguera.
Me maravilla y me impresiona
un viaje a la luna.
Apenas un recién nacido
conciente desde hace un segundo
eso soy.


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En el último...

En el último mosaico del salón
han saltado todos.
Trasnochados viajeros
llegados de palacios de otros reinos.
Ahora plagan un paraíso
con paganas ilusiones.
Condenados están
a la permanencia.
Han destruido
a todos los que han abierto la puerta.
Soberbios creyentes en el abismo
que recibe al mar.
Deléitense en las ubres
de las puercas.


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Verbo divino...


Verbo divino hecho palabra,
que da y quita la vida.
Corrige el texto del mundo,
escribe en los corazones fértiles,
guía con el discurso,
arrebata cantos poéticos,
narra por siempre en míticas escrituras,
cuenta por siempre,
en tu libro de dura piedra,
la historia escrita en las nubes,
del verbo divino hecho palabra,
que da y quita la vida.


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El sello...

El sello que está en tu frente
Ese trébol contiene la clave
En el punto azul de la primera hoja


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Cerca...

Cerca de esa luz
Solo te puede alcanzar
La mano que guarda el secreto
A espaldas del señor


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Constructor...

Constructor de frágiles embarcaciones,
Colgantes ahora en riscos profundos
Diluvianas embarcaciones
Ahora en post diluvianos paisajes

No envies más al representante de la paz,
Baja tu mismo a la anegada tierra,
Sabe ahora que a ella perteneces
A ella con toda su mundana apariencia.


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En un farol...

En un farol entristecido,
Aquellos cuerpos yacían.

Moraban su eternidad,
En espera del renacer.

No brilló de nuevo aquella luz,
Otro farol ocupó aquel lugar.

Solo en el olvido de un poema,
Pudo hacer constancia ese instante.


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La rosa...

La rosa majestuosa floreció en lo alto,
Al pasar cerca de ella no la pude ver,
Al alejarme la pude contemplar.

¿A qué altura deben estar los brotes floridos?

Muy cerca de la tierra,
Como esas ramas llenas de espinas,
Esconden y protegen sus diminutas flores.

Así mismo hay que desarrollar,
Las espinas del carácter.
Para que los florecimientos del alma,
Sean protegidos del alcance,
De jaurías sedientas de savia.

Que el lastre de su podredumbre,
No contamine el rostro de la faz inmaculada.
Y que su único relicario,
Sea la tierra transformadora.


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Un viento...

Un viento ilumina,
una estrella erosiona,
un riachuelo sombrea,
una brizna cubre,
un grito silencia,
una huella plasma,
un movimiento inquieta,
una semilla esconde,
un sesgo une,
una apariencia cesa,
un espejismo realiza,
una pena complementa,
un beso acerca,
una lejanía desvanece,
ununa, ununa,
unaun, unaun…



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Treinta y siete...


Treinta y siete es la edad de aquella piedra calcinada,
sometida a licuefacción por su propio fuego interno,
luego solidificada por el frio de las noches que la cobijaron.

Con huellas impresas y vértices sobresalientes,
destela algunos brillos fugaces,
que la confunden con una brasa mortecina.

Durante el día un aliento la envuelve,
...y le grita posibilidades.






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Una mirada

La montaña abruma con sus pliegues de cascajo señalando mi ínfima humanidad.
Cobija mi infinita expansión bajo su sombra.
Eleva desde el alma un canto irracional.
Un canto a lo que no es visible. Solo perceptible desde el encanto de su forma única.
Sólo perceptible desde el encanto poético.
Encerrado en una mirada ulterior.
Permitida por la mirada desde abajo, desde lo profundo, desde la sombra que encierra lo que es.


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Eterna danza, el único poema


Mi corazón es un ánfora que se cae y se quiebra…*, ese es el envase que te contiene y que está suspendido en el cielo, allá en lo alto, en el firmamento o en la copa del árbol que representa el todo existente, se vacía por tu ausencia, se seca y despeña, es atraído por las raíces y reposa en aquel sueño que no termina con el despertar. Luego, tu silencio lo recoge y al verlo quebrado lo arrincona…* donde permanece hasta que se transmuta para poder palpitar nuevamente al ser vitalizado por la sangre que viaja a través de las venas y que renueva con cada pulsación el contenido del cáliz del ente y cada célula que le da forma material en su danza alquímica. Cada vez te siento más cerca y al pensarte, mi idea de ti es la de un cadáver que el mar trae a la playa…* y deposita a mis pies, y mientras tanto* cada pulsación de ese piélago de savia te acerca a mí, y tú, núcleo palpitante de mi pecho, sabes que te espero y te busco con impaciencia porque tú también intuyes y presientes que tu búsqueda no es solitaria ya que algo atrae algo y ambos se atraen mutuamente. Ahora sé que tú eres la tela irreal en la que mi arte yerra el color…* o el telón que cubre mi escenario privado o la mampara que nos permite ser lucero y faro de discreta intensidad el cual finalmente tras muchos intentos podemos oír como un silencioso latir y ver como una luna espiando tras las ramas al tiempo que todo se llena de la sustancia vital que nos insuflamos mientras vagamos por la médula de nuestros sueños.

NOTA* Las cursivas son del poema de Pessoa, Hora absurda, traducido al español por Miguel Ángel Viqueira.

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2 comentarios:

Prof. Educação Especial dijo...

"Oda al libro" es un poema precioso. Me gusta.

Alberto Andrade dijo...

Gracias por dejar unas palabras. Que bueno que te gusta. Está disponible si lo quieres usar... Hasta pronto.