Neurosis urbana

© Neurosis urbana

Por Alberto Andrade 

Tránsito y más tránsito. ¿Después qué? Nada, después, nada. Ahora, entre otros, motos, carros, pasadizos que conducen a lugares que queremos ir. Allá vamos otra vez, y venimos, otra vez. Artefactos rodantes expelen sus gases, su smog, sus alteraciones convulsivas que diseminan ondas neuróticas mientras avanzan y se estancan sobre la negra patina de asfalto.
Cruzar una calle, cruzar otra y otra y otra, entre sillas, mesas, carretillas con su carretillero que grita, —¡voy! A apartarse se ha dicho ¿pero hacia dónde? ¿Por dónde viene ese tipo? No se sabe, sólo cuando pasa el sobresalto se le grita mentalmente, en algunos casos a pleno pulmón, una mentada de madre. ¿Por qué? Porque el susto acompaña al deambulante.
En la llegada a la oficina se dan los buenos días o buenas tardes, es la introducción al discurso ensayado en el trayecto pero que nunca resulta como había sido preparado. Aquí está el sobre o el papel o el disket. ¿El disket?, no señor, mi computadora no lee eso, mándemelo por Internet. Sí, al correo electrónico claro, no al de Carmelitas, eso es cosa del pasado, un museo, al E-mail sí señor, dirección como tal no se puede decir que sea, no la tiene, es más bien como Dios, está en todas partes, tarda en llegar su manifestación, no es su culpa sino del usuario, llámesele creyentes o devotos, en algunos casos fanáticos, que ya tienen el ojo puesto en la comunicación cerebro a cerebro con ayuda tecnológica porque desdeñan el teclear, pero si no saben usar ese cerebro para mantener una comunicación efectiva mucho menos van a dar el salto. Únicamente lo hacen cuando oyen el grito del caretillero —¡voy!
En la buseta, donde al menos se va sentado, se tarda lo mismo en llegar que a pie, lo que se paga es el derecho a estar resguardado en esa caseta, de... —¡perro! Casi lo mata, por agüevoneao— ...paseo, viendo pasar para acá y para allá hasta lo que no está pasando porque está fijo, amarrado al piso o plantado en la tierra. ¡Quién puso ahí esa tierra! Como se le ocurre a alguien manchar el pavimento de la civilizada ciudad con trechos de tierra, convertirlos en palmares, gramales y montones de otras especies que todavía el viento transporta de un lado a otro. Disimulada queda la tierra, claro, con los gramales. Un vergel, una alfombra que ya no vuela, viéndola de lejos, una belleza, la mejor forma de ver la belleza, de lejos, porque de cerca, sus imperfectas peculiaridades florean. Las palmeritas como jóvenes señoritas levantándose sus ricas sedas dejando ver sus blancas mediecitas y pisando de puntillas para no salpicar. Sus sombrillas con borlas revoloteando en la brisa y los tiernos frutos apiñados, aún en verde fuerte y astringente pero con las puntas mostrando un ligero carmesí. Hasta parecen estar asomadas a una baranda de mirador y cuchicheando acerca de lo que pasa por el frente. Pero, cómo pueden retener nada si todo pasa fugaz, sólo la imaginación complementa lo que deja el celaje.
¡Oh ciudad panfleto!, ¡oh ciudad consigna! Arma mortal, El perseguidor, El ánima, Las tres potencias, El cristo, La virgen del y del y del y de..., Matasiete, El Hermano y mucho más. No son carteleras de cine, son los nombres protectores de las busetas o microbuses o por-puesto, como sea que le digan. Las paredes, pantallas de neón con figuras cambiantes, como las de Las Vegas, no, qué va, estas son para el día y cambian al siguiente mensaje dependiendo del mensaje que esté allí, no hay orden, ni tiempo, ni derecho al pataleo, cualquier frase que exprese una idea puede ser cambiada en un instante por una idea expresada en colores, si habla bien de los, pongamos por ejemplo, equipos del campeonato de canicas o chapitas, los rojos, entonces los azules o los verdes o los naranja o los blancos o los amarillo y negro, desmienten, borran o se presentan como los mejores y aseguran que serán los ganaderos —¿quieren dedicarse al pastoreo?— y viceversa, y como todo el mundo quiere estar con el que gana… digo, con el mejor, entonces lo importante es publicitarse y luego veremos qué hacer con las promesas de fin de año. Esas se quedan con sabor a uva y luego se esfuman en espumante.
¿Señor, hasta donde llega? Hasta la avenida Francisco de... Francisco... San Francisco, calle, esquina, plaza, redoma, autopista, urbanización, conjunto residencial, primera transversal, segunda, tercera, etc., y más. ¿Señora y ese bolsero? ¿Pasaje subiendo? ¡Me las dio tu mamá! No, bajando. Cooonchale doña no se enoje. ¡No, ticket sin carnet no se acepta! Era echando broma doñita. Páralo, por donde pueda, la parada, déjalo, ¡aquí! Déjeme en la parada por favor. Vaya a jugar con su... Caminen para atrás. Señor, ¿pasa cerca de...? Bueno, y entonces, “pa’ donde” nos vamos a “mové”, aquí no cabe más nadie, nojooda... Ciento seis FM, —entren que c a b e n  cien... Dale pues, arráncalo, “tamos completo”, deja “pa’lo dema”.
Oasis, oh-ah-sis. En medio de este oasis que está haciendo agua. No lo rodea el desierto aunque el calor es sofocante como en todo mediodía de abril tropical cerca del nivel del mar. Pasito de caravana. Tiempo para presentaciones pintorescas. Buenas “talde”, quien me regala un buenas “talde”, y quien me regala un buena “taldes”. Luego otro. Buenas tardes, señores y señoras, no vengo a molestarlos, soy feo pero simpático, les traigo un mensaje... Bueno. Enseguida comentarios. Esto es un caos. Sí, pero ¿aquí o afuera? En todos lados. Sí, la cola está tremenda, una reunión de motorizados acompañando un entierro tiene trancado todo por el centro. Aló, si ya voy en camino pero esto está trancado, no vayas a venir por aquí, agarra un taxi o un mototaxi para que llegues más rápido por allá, ¡conchales!, nada, es que se me cayó todo el sencillo de la carterita, sí, lo tenía lleno de monedas, ay gracias, señor muy amable. Sí hombre, como dos mil, ajá, motorizados, me dijeron. Qué “miér-coles”, “pa’remate” la policía tiene una alcabala ahí enfrente, no-jo.
Abajo vamos y para arriba vemos, nuestro horizonte está arriba, edificios altos, cerros y morros cubiertos de apiñadas construcciones. En cada recoveco una tienda cartonera y afuera una fogata para espantar el hambre. Ahí vamos, ¿adónde?, para acá y para allá. Épale ¿qué estás haciendo? Nada chamo, me salí de esa vaina. ¿Y ahora? Nada, metiendo papeles. ¿Tienes llamada local? Sí, pero está ocupado. Okay, dale pues, dale, nos vemos. ¿Ya? Si, voy a subir y bajo más tarde. Vaya pues, dale, te espero. Cóbrate una llamada y un chester. Anjá. Qué va mi pana, ¿moto yo? Ni loco, si me la regalan la vendo, muy arrecho, no quiero que me la roben o me secuestren por una vaina de esas.
¿Estamos secuestrados acaso? Si no es así, porqué ponen vallas por todos lados que anuncian rescate histórico, rescate de patrimonio, artístico, cultural, todo se está rescatando, ¿o secuestrando? Y a todo motor, o mejor dicho, a toda marcha, hacia el tren. ¿Por dónde y hasta dónde? Desde Teatros hasta Zona Rental. Pero primero, a ver, qué entrada está abierta, la que no tiene escaleras eléctricas funcionando, bingo, ni modo, a bajar a pata, al que le toque subir llagará de gatas y con la lengua en la boca. Metro de Caracas da la hora, son las... Con esa turbina ensordecedora quién va a escuchar algo en este andén, menos mal que la dirección del aire, método defensivo, muy antiguo y antidepredadores de seleccionar la dirección a seguir, indica por dónde viene el tren que está llegando. Suerte si el aire acondicionado funciona en el vagón seleccionado. Bueno, no fue tanta la suerte, no por el aire, funcionaba, es que nuevamente... Buenas tardes a todos, les traigo la palabra, la que les ayudará si me ayudan, necesito para comprar un… sí, ya sabemos el cuento, un corazón… un hígado… un estómago… y eso que recomiendan no comer vísceras. Si me ayudan, Dios los va a ayudar a ustedes y a sus hijos, gracias, gracias señora que Dios la bendiga y a sus hijos, gracias chamo, que Dios ayude a tu papá y a tu mamá. Gracias, gracias y a los que no me pudieron ayudar, que Dios los bendiga. Por lo visto a esa persona no le cuesta nada cumplir la penitencia de pedir porque al parecer Dios no lo ayuda directamente pero a quienes le dan dinero sí, a los que no le dan nada no les ayudará Dios, según sus palabras obtendrán bendiciones y van bien. El jodedor de turno opina, éste lo que quiere o es un cuerpo nuevo o va a hacer un sancocho. Otro dice. Más vale que salve su alma compadre porque el cuerpo… Buenas tardes señores usuarios, estación de transferencia… se agradece desalojar este tren ya que el mismo no continuará prestando servicio. Más convincente que las palabras es que no terminan de salir todos los usuarios y ya la luz estaba apagada y el timbre zumbando. Señores usuarios, recuerden que por su seguridad, deben mantenerse alejados de la raya amarilla. A la joven de la franela rosada que está jugando en la cinta transportadora… Ya pasaron del blanco y negro a los colores, sólo en las nuevas líneas y estaciones. Al joven de pantalón bludgins y camisa verde que está pisando la raya amarilla se le agradece guardar una distancia prudencial. Todos se miran el pantalón en un gesto automático y al piso a ver si por descuido estaban pisando la raya. Se agradece a los señores usuarios que mientras estén en el andén deben permanecer de pie. Qué fastidio, el metro no viene. La relatividad del tiempo se hace sentir, es psicológico, o poético, un momento en espera se convierte en una eternidad. Pero hay que continuar esperando o andando, o las dos.
Hay que subir la cuesta, subir la cuesta no cuesta cuando se quiere ir de donde se está. Ni modo, andando se llega, se llega a algún lugar del que ya queremos irnos al poco tiempo. Sin embargo llegamos. Hola cámara... ¿cómo estás? ¿Has visto a alguno de los integrantes del comité por aquí? No, no he visto ninguno, y tú ¿cómo estás? Bien, gracias. Ya va, un momentito, un minutito y ya te atiendo. ¿Sí? Aló, no, no sé, está bien, como no, vale, un beso, igual. Bueno, cuéntame, ¿cómo andas? ¡Andando! ¡Fuera, fuera de aquí! Vigilante de... Bien, todo bien, si viene... Alfredo, pasa, pasa y espera un momento que ya te atiendo, anjá, ¿decías? Si llega alguien para la reunión diles que vine y que se comuniquen conmigo cualquier cosa. Como no, no te preocupes, se lo diré. Chao. Chao.
El apuro por llegar no me dejó contemplar la ciudad oasis como hubiera querido, pero así es como andamos viendo flashes y armando imágenes. Aunque viéndolo bien, como todo oasis también tiene arena del desierto, a éste, carteles y anuncios de rescate también le habían llegado. Hora de salir. ¿De dónde? No estás dentro ni fuera. Por los mismos pasadizos otra vez, las mismas voces, pero algo cambia, no es algo nuevo, es transformación de momento a momento, ya llega, ya llega.
Sal de la bruma, ya amaneció. La taza de café caliente y estimulante y las bocanadas del intoxicante tabaco devuelven a la adormilada vigilia neuronal. Sigue, sólo seguir da fuerzas para seguir. El ruido afuera es constante y cuando no extrañante. Pero un bululú llama a la ventana. ¿Qué será lo que vendrá a continuación? ¡Coño! Se cayó. ¿Quién? El negro, el negro que estaba frisando el segundo piso. ¡Mierrr!  Llama rápido, la ambulancia, los bomberos, lo que sea. Que no puede pasar, hay mucho tráfico. “Pa’llá, pa’llá”, vamos, apártense. ¿Cómo fue la vaina? Bueno, el andamio se rodó y el hombre fue a parar al piso. “Na’guará e’ coñazo”. Pobre negro. Pero también, ¿cómo es que va a trabajar tan alto y sin seguridad? Bueno, ni los soportes quedaron pegados de la pared, a decir verdad, todo desapareció como por arte de magia. ¡De bola! El tipo ese no va a querer que lo multen por tener gente trabajando sin seguridad. Ese es un desgraciado. Tampoco así, el hombre fue rápido a llamar la ambulancia. Sí, pero más rápido guardó las evidencias del accidente. Es que hay tipos que se la dan de bravos y no quieren que le pongan cascos ni barandas ni correas de seguridad. Es que ese tipo es medio loco. Seguro que todavía estaba medio enratonado. Sí, ayer estuvo bebiendo hasta tarde. Ah, ves, ahí está la vaina, son tipos que no le paran bola a nada. Ahí está, mira lo que le pasó. Yo estaba subiendo de casa cuando veo que cae un tipo de arriba y un poco de tablas con un tobo de cemento, qué bravo, ¿no? Anjá, seguro que pensaste que era un zamuro, ja, ja, ja, ja, ja. No te burles pana, mira que eso le puede pasar a cualquiera. Bueno, eso no, pero un accidente quizás. Viéndolo bien, un ángel no era, ellos posan suavemente, no bajan en picada de gavilán como este. Bueno, son vainas que pasan, qué se le puede hacer, ojalá se recupere pronto. Sí, cualquier cosa puede pasar, menos las… sabemos cómo salimos pero no como vamos a llegar. Sí es el destino. Es el azar, sorpresa tras sorpresa zarandeándonos en este mar de lágrimas. Este valle de Caracas. ¿Tomamos otra? Bueno, ya que vas a brindar. Que sean tres. De acuerdo. Unos que sí y otros que no, entre noes y síes. Sí, no. Eso no lo queremos, no lo aceptamos. Que sí estoy de acuerdo, que no estoy de acuerdo. En cuantos símiles y disímiles, afines y opuestos.
De todo hay en la viña del... ¡Señor cuidado!, casi le da el motorizado. Tiene que ser uno de esos... Sí, a esos malandros le dan esas motos y que para trabajar. Lo único que hacen es volverse unos fuera de ley. Bueno, eso ya lo eran, sólo que ahora andan en moto. Yo, pienso que no deben generalizar, hay personas honestas haciendo ese trabajo. Ni modo, es al metro nuevamente donde uno va a parar. Orden y rectitud. Señores usuarios se les recuerda que no deben correr dentro de las estaciones. Orden y rectitud, como no, ni con flechas pintadas en el piso. Con orden y rectitud van los trenes, pero a ellos los conducen humanos, así que…, arranca el tren y el tumulto de voces entrecortadas se confunden con el sonido de la fricción, frenos, aire acondicionado, timbre de cierra de puertas y pare de contar. Estación… De nuevo la superficie. Mototaici, mototaici, mototaici, y el jodedor dice chorotaici, chorotaici. En contraparte se oye el grito, libre, libre, libre. Es igual, éste también es… Pana, ayúdame a completar para el pasaje. Otro habitante de parroquia pidiendo en municipio y en zonas cosmopolitas muy transitadas por personas que pagan para apartar estos obstáculos, estos policías parados, sin ver por donde caminan aplastando a los gallitos. Abril es el mes en el que llueven gallitos. Acera dónde haya árbol cuya flor llaman gallito es una acera cubierta de cadáveres aplastados y plegados del suelo como las flores que al estar guardadas en los libros se vuelven una hoja más.
Creo que es aquí. Sí, ahí era, la charla estaba por comenzar. En algún lugar otras estaban terminando, otras continuaban. Si todas las voces de una ciudad se pudieran escuchar a un tiempo sería como el murmullo que se oye en los trenes del metro, pero hipersónico. El murmullo telúrico de la ciudad nos deja en silencio. Silencio, Silencio, si hay puesto, sí hay. Buenas, ¿pasa por el Nuevo Circo? Sí… bueno, pero es que lo de ayer, en toda la entrada del barrio fue arrecho. Anjá, me lo dijo mi tía, tú sabes que esa señora, pana, todo lo sabe, hasta la llaman "la bicha", ¿sííí? Y eso no es nada, a una vecina mía le dicen "grado sesenta y seis". Ja, ja, ja, ja. Déjame por aquí mismo, nos vemos luego. Okey.
Sentado se va descansado y esa distensión favorece el cruce de pensamientos, y bueno está bien que el que fuma tiene que comprar cigarros, pero cuando tiene que pagar por haberse olvidado de comprar donde siempre, las unidades adicionales, es decir, una tercera parte del precio estipulado por la ley de protección al fumador, derecho que tiene cualquier ser humano a fumar el producto de la combustión del tabaco, porque el monóxido solamente no le basta, eso es humo negro y mientras haya humo negro solamente no hay Papa. Hace falta el humito blanco y ese derecho no lo coarta ningún régimen, ni alimenticio, ni de permanencia, en fin, ninguno. Sólo el conclave aquél tiene la potestad de mantener el blanco aislado hasta que les dé la gana porque ese parto no es natural, es una cesárea, ellos son los nuevos Césares, y después de haber sesionado y echado seso sin descanso para proponer al mejor gerente del sagrado negocio, mejor dicho, empresa o misión, aunque lo de misión ahora es cuando está de moda en la actualidad del nuevo mundo.
La parada por favor. ¿Te quedas? No, me voy. No, ¿que si te vas a bajar? Ah, sí, sí. Chao. Afuera, el calorón, a caminar por el Centro, un poco de agua hidrata, calma la sed, en un restaurante un café para estimular. Con este calor, uff. El sol está bravo. Señor me permite el baño por favor. Si, siga por ese pasillo, donde huele a meao ahí es. Vaya, no huele, hiede. Coño pana, el otro día estaba en un bar y cuando toca la primera ida al baño se viene una caraja y entra y que por equivocación al baño conmigo, ¿buenota? Qué te cuento, nos encerramos en el cuartito de la poceta. Tú sí que eres loco. No, loco no, son vainas de palos. Cada vez que alguien abría la puerta yo le decía, vamos mi amor vomita, eso te hará bien, verás cómo después de esto te vas a sentir mejor. Bueno, el aliviado fui yo. Tú sí que eres loco. Después de oír ese cuento de baño de carretera, me olió peor, mejor dicho, hedió más hediondo, escatológico, escabroso y cochambroso, será que no pueden apuntar a los hoyos apropiados. No, el borracho ve doble y lo que echa es doble también y el fallo es doble, es una porquería lo que hace.
Este lugar es una…, nunca tienen azúcar y cuando tienen sólo lo dan con el café o con el chocolate, ni modo, compraré cualquier cosa, por lo menos no hay cola. ¿Qué te pasa?, ¿qué es lo que quieres?, ¿Ah sí? Te voy a cortar la cara grandísimo…, dame mi vaina. Esto se está poniendo serio, una seriedad que nos pone en movimiento rápidamente, ¿para dónde voy? Buena pregunta, no la pudieron responder ni los de Jonia, cuyo consumo de grandes cantidades de pescado y ostras y otras cosas, les permitió elevar el pensamiento de la humanidad a esferas celestiales, lo cual fue una revolución de dimensiones astronómicas y atómicas también ya que razonaron y explicaron lo micro y lo macro, pusieron al pensamiento a volar como el pescado. Sí, el pescado es volador, lo dicen todos, está por las nubes, y en Semana Santa se toma muy en serio lo de subir a los cielos sólo que no llega a la derecha del señor. Ni tampoco a todos los señores y señoras. Aunque sea enlatado hay que comprarlo, lo más difícil no es no cometer pecado, es comer pescado. El calor de Semana Santa lo lleva a las nubes, luego hay que esperar el cordonazo de San Francisco para que lo baje. Aquella revolución del pensamiento filosófico de Jonia se dio por sobrealimentación, pero ésta… Es que todo estaba demasiado caro, era Semana Santa todo el año, había escasez, el pueblo estaba pasando hambre, eso no se podía aguantar más. Sí, eso, contrario a otros casos fue lo que definitivamente nos colocó en medio de una… Estamos conscientes y somos revolcados, pero tenemos que revolcarnos más en la conciencia. Revolcarnos más en… ¿De qué hablan? Es que no se han dado cuenta de lo que pasa alrededor, sí, se dan cuenta, pero como que hay dos darse cuenta, uno es darse cuenta y estar a favor o en cuenta, pero eso de aceptar una sola presentación…, hay algo más, siempre hay algo más. Más “pa’llá”, después de aquel carro azul que está al lado del edificio de ladrillos rojos en el frente, ahí es. Pero ahí no termina todo, más allá de ese lugar hay todavía más “pa’llá”, pero ¿quién lo ve sino la estatua de la plaza que tiene todo el tiempo para mirar y mirar y mirar?, siempre en el silencio. ¡Silencio! Llegamos. Señor, ¿me puede informar dónde me queda la estación de metro más cerca de aquí? Si, bajando, cruza la avenida y llega a la de Teatros.
El gran teatro, eso es todo, sí señor, la escenificación, la representación, espejo de la sociedad, la catarsis aristotélica y todas las personas en su escenario representando su… ¡Papelón con limón! ¡Papelón con limón! ¡Bien frío! A refrescarse el hígado… Como no, así es. Déme uno. Ni yo me salvo de la necesidad de beber algo refrescante, y a veces unas copas, una ni de casualidad, quien se atreve a tomar una, eso es sellar un pacto, pero unas cuantas ya es parranda. Policía, policía… Agárrenlo, agárrenlo… Dale, dale, dale. ¿Para qué tanto correr? Igualito lo tumbaron, lo fregaron ya. Ese es carne de cárcel. ¿Quién lo manda? Bien hecho “pa’que aprenda”. Qué les parece, estos ladrones de ahora ya no dicen “tás robao” ahora dicen “tás expropiao”. Ay no, esto está horrible, cada vez peor, uno no puede ir a ningún lado, antes no era así. No, antes no era así, era peor. La prueba es la existencia hace dos mil años de un Gólgota donde crucificaban a los ladrones para redimir a los poderosos. Puede decirse que así fue siempre y así siempre será por más Prometeos que vengan a traer el fuego una y otra vez como lo hizo por cierto uno que mataron en el Gólgota, uno a quien todos conocen pero no saben quién es, ese era un ladrón, sí, un ladrón que robó la luz del cielo y la trajo a un mundo de tinieblas, lo único que esa luz alumbró fue la viveza de algunos para instituir y edificar además de petrificar una de las instituciones que han permanecido más tiempo en el mundo y una de las que comparten el poder en nuestro mundo. Del llamado Prometeo, quedó encendida, con el fuego que nos regaló, la capacidad de desarrollar tecnologías cada vez más (y que prácticas), que prometen liberar al individuo de la necesidad impuesta como castigo en el momento de comer la manzana, la necesidad de trabajar, de ganar el alimento con el sudor de la frente. Cada vez más alienados por esa supuesta fuente de artefactos que nos vienen a dejar tiempo libre para ocuparnos de lo único que debemos, de nosotros mismos. Esas tecnologías, en una sabia opinión, son más complejas en el beneficio que aportan porque eso hay que pagarlo. Pero bueno señor, ¿cómo le voy a pagar tanto por ese servicio? Si lo que estoy es mamando y sin amigos. Tecnologías que son prácticas en cuanto a la efectividad de la capacidad de matar más por menos costo. Por eso también hay que pagar, sí, con los recursos de las sociedades, de los pueblos. Señor ¿acepta tarjeta de crédito? No, cheque o efectivo. Efectivo, muy efectivo, qué contrariedad, quién diría que lo de la Biblia, "tendrás dinero y no podrás comprar…" ya está, ya está… Mejor no siga por ahí, están tumbando unas paredes del edificio aquel y es peligroso. Me desvío, voy a casa, recibo un mensaje de texto, "que Dios lo bendiga hermano, por aquí todos “A-1”, dos veinte como dicen los chamos", y a dormir y a soñar y bueno… Quién diría que el castigador de aquel que inició la carrera tecnológica, se vale ahora de medios tecnológicos para hacernos llegar sus bendiciones. Aunque aclaremos que el castigo no fue por el robo de una brasa sino por tratar de engañarlo con la ofrenda falsa. Quién sabe si el fuego que nos dio no fue un fuego fatuo. Lo que si podemos concluir es que todo puede estar torcido pero con dos ojos lo podemos ver derechito, si queremos.

Safe Creative #1012278144415

No hay comentarios: